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Titulo original: Le Serment des Vikings, 1957
Unos vikingos se llevan a un niño de una casita de
pescadores en la que se han alojado John y Pirluit así que deciden ir tras
ellos y embarcan en otro barco vikingo que los persigue. Para recuperar al
chaval traman un plan de acuerdo con éstos, pero las cosas teminan no siendo lo
que parecían porque de hecho el chico es Onn, príncipe heredero del Rey
Gudhrun.
Peyo estaba en plena efervescencia creativa así que apenas
unas semanas después de publicar “La piedra de la luna” presentó este álbum en
el que utiliza como espina dorsal argumental recursos que le habían dado muy
buen resultado como las intrigas palaciegas medievales o con el contrapunto
cómico de Pirluit (que se marea en los barcos sólo cuando el mar está en calma
y se activa cuando hay tempestad) pero además incorpora la presencia de los
vikingos (muy de moda en aquella época y más cuando Richard Fleischer estrena
la película protagonizada por Kirk Douglas y Tony Curtis) con lo que aumenta el
tono evocador aventurero de la saga incorporando acción con varias batallas
entre las que destaca un muy colorido enfrentamiento naval entre drakkars.